La sorprendente relación entre las palabras mercurio y mercado, etimológicamente hablando sorprende al poner atención. Que mercurius el origen latino de la palabra del dios, y este de merx, mercancía tengan la misma raíz, como poco nos debe hacer pensar, y dejar ya la pantalla mental de las casualidades, que no existen.
Vuelve a sentir las palabras y dilas como dicen los ingleses “spelling” deletreando es decir el verbo de la palabra spell que significa “hechizo”.
Mercado, mercurio, mercado, mercurio …
¿Qué tal? ¿dónde los dioses unieron estos dos conceptos? ¿qué fue primero?
Muy diferente sería la comparativa conceptual simbólica de estas dos palabras, si te haces esas mismas preguntas en la antigua roma o en la bolsa de Londres, la City, ¿o tal vez no? en cualquier caso acatarías sin mucho debate su significado de forma programada.
En algún punto de la historia cuando etimológicamente dos palabras tienen el mismo origen es que tienen mucho, o algo en común. Y mercurio es un dios mitológico romano, que no formó parte del panteón primitivo como Júpiter, es decir lo estrenaron ellos y por allí el 452 a.C ya se alzó en su nombre en el Aventino. Una de las siete colinas originales de Roma, entre el río Tíber y las Termas de Caracalla, estratégicamente ubicada para controlar el comercio sobre el río Tíber y fue completamente fortificada en el año 1000 a.C.
Así que el imperio de los imperios tendrá mucho que ver en haber hecho coincidir estos dos conceptos y en cambiar el nombre que le daban los griegos para ese mismo dios: Hermes.
Parece ser que no podían faltar los silenciosos etruscos en ese cambio de nombre de la deidad y su original aportación al perfil lingüístico para algunas nuevas deidades.
Pues bien mercancía, comercio (intercambiar mercancías), mercare (comprar) tienen origen divino.
El mismo nombre, Mercurio, denomina también al planeta más cercano al sol, el más rápido, por ello en la representación iconográfica del Dios, normalmente se le encarna con alas, enfatizando su función de mensajero y portador de mensajes entre los dioses y como “protector de los comerciantes y guía de los viajeros” porque aún hoy en día necesitan ser custodiados y controlados, si no ves a dar una vuelta a cualquier aeropuerto del mundo.
El cuento sigue y suma, con esa característica destacada de rapidez y efectividad, requerido al mercado actual y que no tiene, se decidió también nombrar en toda la rama de lenguas romances que surgieron del latín vulgar, al elemento químico (Hg) número 80 de la tabla periódica, con 80 protones y que en griego ya se conocía, pero se llamaba plata líquida.
Así que mercurio el más rápido se convirtió en el mensajero de los dioses, y de los comerciantes en la misma época y con tildes similares marcados por el poder impuesto y determinista. Tal vez la mitología haya dejado de dar respuestas a las dudas existenciales, pero la sociedad sigue inmersa en un “ruedo” poderoso que lo controla todo con mitos y relatos. Reflejando una manera de entender el mundo y unos valores según los que vivir, como en la mitología ancestral primigenia de todo este tinglado que se ha montado.
Mercado, mercurio, mercado, mercurio …